San Peregrino,
humilde servidor del Señor y de Santa María,
ven en mi ayuda
y sosténme en mi debilidad.
La enfermedad invade mi cuerpo y hace la vida incierta,
la tristeza empaña mi corazón y mi fe desfallece.
Por tus súplicas, alcánzame una fe viva,
y una esperanza firme, a fin de que Dios
tenga compasión de mí,
me libre de todo mal,
sane mi cuerpo y se cumpla su
voluntad en mí.
Que en su ternura,
sea fortalecido,
en las pruebas y
angustias que él me llame a vivir
para ser siempre testimonio de su
presencia en mi vida.
¡Oh San Peregrino,
¡Oh San Peregrino,