Gran Reina y Señora nuestra,
Virgen Santísima Refugio de pecadores,
Tú que eres seguro cobijo
En nuestro caminar por este mundo,
Con todos sus males, peligros,
Dificultades, angustias y luchas,
Tú que eres Abogada, Auxiliadora,
Intercesora y Mediadora ante Jesucristo,
Nuestro Señor,
Tú que alientas en nosotros
La esperanza de la enmienda
Y de la perseverancia en el bien,
Tú que nunca rechazas a nadie
Y a todos con bondad
Nos entregas tus gracias y favores,
Dame un corazón lleno de fortaleza
Y acoge con benignidad mis desesperadas
Y urgentes suplicas.
Concédeme, oh Reina del Cielo,
Que nunca se aparten de mi corazón
El temor y el amor de tu Hijo Santísimo;
Que por tantos beneficios recibidos
Y por los que quedan por recibir,
No cese de alabarle
Con humildes acciones de gracias;
Que a las innumerables culpas cometidas
Suceda una leal y sincera confesión
Y un firmísimo y doloroso arrepentimiento
Y finalmente, que logre merecer
Su gracia y su misericordia.