¡Oh querido y dulce Santo Niño de la Salud!,
Mi Niño amado, mi gran consuelo:
Vengo a tu presencia agobiado por el sufrimiento
Que ocasiona mi enfermedad,
Y movido por la más grande confianza
Para implorar tu ayuda divina.
Sé que cuando estabas en este mundo
Te compadecías de todo aquel que sufría,
Sobre todo de aquellos
Que eran atormentados por el dolor.
Por el infinito amor que tenías para dar,
Los curabas de sus males y pesares,
Y tus milagros fueron la demostración palpable
De tu bondad, amor eterno y misericordia.
Por ello, ¡oh querido Niño de la Salud!,