SAN ALEJO
¡Oh gloria de la nobleza romana
y verdadero amador de
y verdadero amador de
la pobreza e ignominia de Cristo!
¡Oh Alejo bendito!
que en la flor de tu juventud, por
que en la flor de tu juventud, por
obedecer a la inspiración del Señor,
dejaste a tu esposa
y saliste como otro Abraham de
y saliste como otro Abraham de
la casa de tus padres,
y habiendo repartido lo que
y habiendo repartido lo que
como pobre
y mendigo tantos años desconocido
y mendigo tantos años desconocido
y menospreciado entre los hombres.
Tú fuiste muy regalado y favorecido de la
Virgen María nuestra Reina y señora, y
huyendo de las alabanzas de los hombres,
volviste por instinto de Dios a la
casa de tus padres
que por su voluntad habías dejado...
que por su voluntad habías dejado...