Gloriosa Santa Elena,
hija de la reina de Jerusalén.
A Jerusalén fuiste,
tres clavos trajiste,
el primero lo consagraste,
y el martes a la mar lo echaste;
el segundo se lo diste a tu hermano Cipriano,
para que en batalla venciera de antemano.
Y el que todavía se encuentra en tu bendita palma,
te lo pido prestado y no regalado,
para clavarlo en el alma de Fulano,
para que no me olvide,
para hundírselo en su frente,
para que me tenga siempre presente,
para enterrárselo en el corazón.
San Caralampio, atráelo hacia mí
Santa Elena, el clavo que te pido es para clavárselo en su mente,
para que en mí piense siempre.....