Sapientísimo niño Jesús de atocha,
general protector de todos los hombres,
general amparo de los desvalidos,
médico divino de cualquier enfermedad.
poderosísimo niño, yo te saludo,
yo te alabo en este día y te ofrezco estos tres padrenuestros,
en memoria de aquella jornada que hiciste,
encarnado en las purísimas entrañas de tu amabilísima madre,
desde aquella ciudad santa de Jerusalén hasta llegar a belén.
Por dichos recuerdos que hago en este día
para lo cual presento estos méritos y
los acompaño con los del coro de los querubines y serafines,
que están adornados de
sabiduría, por los cuales espero,
niño de atocha,
feliz despacho en lo que te ruego y pretendo,
y estoy cierto que no saldré desconsolado de ti,
y lograré una buena muerte,
para llegar a acompañarte en el belén de la gloria.
amén.
(Aquí se hace la petición y se rezan tres padrenuestros, tres avemarías y gloria)
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