Oh Madre mía,
Perpetuo Socorro de todos los que sufren
Y de todos los que lloran
Permíteme que recostada mi frente abatida
Sobre Tu Corazón de Madre,
Te diga mis penas
y te exponga mis deseos,
Porque sólo Tú eres mi esperanza
En esta hora tristísima
En que me acosan todos los males.
Madre del Perpetuo Socorro,
Tú conoces todos los dolores de mi vida
Y sobre todo la enorme pena
Que hoy me trae a tus brazos maternales.
Adoro la divina voluntad de mi Dios,
Y hoy, como ayer y como siempre,
Confío en su infinito poder
Y en su misericordia inagotable.
Él puso en Tu corazón las riquezas de su bondad
Y en Tus brazos los tesoros de su Omnipotencia,
Por ello acudo a Ti,
Virgen mía del Perpetuo Socorro.