Oh Señor Jesucristo,
hijo de Dios, tu que viniste a salvarnos y
tu que distes la vida por nosotros,
no permitas que esa maldita copa me domine
ni que siembre las penas y las amarguras,
el dolor y la angustia a mi vida y a mi fé,
a mi familia, y a a mi persona.
Oh Señor, yo quiero alcanzar la felicidad,
no quiero ser alcohólico,
dame fuerzas para quitar de mi vida
este maldito vicio del demonio.
y te prometo que si me das las fuerzas necesarias
estaré a tu servicio y propagaré esta oración
y la devoción a la fe verdadera.
Oh Señor, permíteme ser útil