Señor, ante el dolor de Cuba y
en la hora difícil que viven todos los pueblos de América,
venimos a Ti, que eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Que tu Cruz,
símbolo de tu sacrificio redentor y de tu mensaje evangélico,
se clave muy profundamente en las entrañas de nuestros pueblos,
y que en los dos maderos de esa cruz encontremos
el camino de la justicia y de la paz.
El madero vertical, que se dirige hacia lo alto nos
invita a elevar nuestra vista por encima de las cosas materiales,
y a llegar hasta Ti por la fe y el amor.
El madero horizontal, que se extiende hacia uno y
otro lado como dos brazos, nos enseñan que se
abren para estrechar a todos los hombres en un abrazo de hermanos.
¡Señor! Que triunfen en Cuba y en toda la América
los tres grandes ideales que se encierran en tu Cruz:
el ideal de la fe, de un cristianismo vivo y dinámico,
frente al materialismo que quiere invadirnos;
el ideal de la libertad, porque
Tú nos hiciste libres y quieres que sean respetados
todos los derechos que diste a todos tus hijos,
frente a la opresión a que quieren
someternos los que olvidan tu Ley